domingo, 4 de agosto de 2013



I
Añoranza
de un amanecer,
que se transforme en aquel más profundo sueño;
donde se encuentra tu cálido
mirar, tu fresca piel,
t
u cabello, danzante con el viento,
j
unto a la sensación de aquellos labios
suaves, robustos, húmedos…
cual pétalos de rosas bañados de rocío,
dulces como un remanente de miel
.
Q
ue nada de esto desaparezca,
que nada de esto muera,
ante  nuestro lento encuentro.

                                            - Emanuel Aragón - 

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